Sanciones económicas

Es de sobra conocido que de cara a debilitar y, eventualmente, derrotar a una nación a lo largo de los tiempos siempre se ha optado por un aislamiento de un tipo u otro.

Ya desde tiempos remotos se optaba por cercos simples y asedios de menor o mayor magnitud, pues cortando las vías de suministro de la ciudad enemiga durante un tiempo, esta acabaría sucumbiendo. Más tarde ya en la edad media, al más mínimo desacuerdo entre reinos, a los monarcas medievales no les temblaba el pulso a la hora de expulsar a los mercaderes de lana extranjeros y endurecer los tributos, llegando incluso a frenar las importaciones según la relación política con el país del que llegaba la mercancía, paralizando en muchas ocasiones la economía de ese país al que bloqueaban, lo que en ocasiones llevaba a revoluciones o a una invasión posterior. Un bloqueo comercial pues, no es más que un gran asedio pero a un territorio tan extenso que no nos permite abarcarlo militarmente o una manera de debilitar a otros territorios frenando su economía para su posterior invasión o control efectivo de la política y recursos de este. 

El objetivo es el mismo, en ambos casos buscamos derrotar al enemigo, pero existe una diferencia, y es que además de un arma militar, el bloqueo comercial se puede convertir en una poderosa arma política para tiempos inciertos.

Es precisamente en la actualidad cuando vivimos uno de estos periodos convulsos, con una gran cantidad de incertidumbres y tensiones político-económicas. Estas tensiones pueden sin duda derivar en conflictos armados, modelo que de facto se está observando en la actualidad, con claros ejemplos en los conflictos entre Armenia y Azerbaiyán o Rusia y Ucrania.

Es concretamente en este último conflicto donde podemos observar como se utiliza un bloqueo comercial y es que, sin necesidad de entrar en un conflicto directo, el bloqueo comercial nos permite debilitar a un rival directo aprovechando distintas situaciones políticas y sociales.

Uno de los ejemplos más destacados y ambiciosos de la historia fue el bloqueo continental a Reino Unido.

Bloqueo Continental a Gran Bretaña

En el apogeo de las Guerras Napoleónicas, el emperador francés Napoleón Bonaparte implementó una estrategia económica conocida como el "Bloqueo Continental". Esta política, diseñada para debilitar a su principal rival, el Reino Unido, se convirtió en un hito significativo en la historia económica del siglo XIX. En este artículo, exploraremos las raíces, la implementación y las repercusiones del Bloqueo Continental en la economía británica de la época.

Napoleón sabiendo de la dificultad y el elevado gasto económico y militar que supondría una operación anfibia a gran escala para llegar a las islas británicas opto por una solución que le permitiría debilitar a su enemigo principal sin tener que recurrir a un vasto gasto militar gracias al control efectivo que poseía sobre la mayoría del continente.

En 1806, Napoleón emitió el Decreto de Berlín, estableciendo el Bloqueo Continental con el objetivo de socavar la economía británica para debilitar su capacidad de financiar su vasto imperio y su maquinaria bélica. Este decreto prohibió el comercio de bienes británicos en los territorios controlados o influenciados por Francia y sus aliados. Posteriormente, otros decretos, como el Decreto de Milán en 1807, expandieron la prohibición a los neutrales que comerciaban con el Reino Unido.

El Bloqueo Continental tuvo un impacto significativo en la economía británica. La interrupción del comercio afectó a sectores clave, como la industria textil y la metalurgia, que dependían en gran medida de las exportaciones. La falta de acceso a los mercados europeos llevó a una disminución en la producción y el empleo en estas industrias.

A pesar de los desafíos, la economía británica logró adaptarse en parte debido a su capacidad para buscar nuevos mercados en otras partes del mundo y a la apertura de Portugal, España y América Latina, lo que ayudo a contrarrestar la bajada de las exportaciones británicas a Europa Además, el bloqueo también generó un estímulo para la innovación y la eficiencia en la producción interna, ya que el Reino Unido buscó reducir su dependencia de las importaciones.

Mientras que las exportaciones de Gran Bretaña a Europa del Norte en valores "reales" (en contraposición a valores oficiales) descendieron de £16,600,000 en 1805 a £5,400,000 en 1808 y solo se recuperaron a £14,500,000 en 1809, las ventas a las Américas fuera de los Estados Unidos para los mismos años aumentaron de £8,500,000 a £18,100,000 y a £19,800,000 compensando así el problema que suponía no poder exportar a la Europa continental.

Es cierto que si bien el Bloqueo Continental generó dificultades económicas, no logró detener completamente el comercio británico ni debilitar de manera sustancial su economía, demostrando ser una estrategia eficaz pero incompleta.

Sin embargo, el Bloqueo Continental tuvo consecuencias a largo plazo al acelerar la industrialización en el Reino Unido y fortalecer su posición como potencia económica. La necesidad de buscar alternativas frente a las restricciones comerciales impulsó la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevas industrias, estableciendo las bases para la Revolución Industrial.

En conclusión, el Bloqueo Continental fue un episodio crucial en la historia económica del siglo XIX, marcando un momento en el que las estrategias políticas y militares se entrelazaron con el comercio internacional. A pesar de los desafíos inmediatos que planteó a la economía británica, también catalizó cambios que contribuyeron al ascenso continuo del Reino Unido como líder industrial y comercial en el mundo pero a su vez nos muestra el peligro de esta arma económica, pues de no haber sido por la victoria en España frente a las tropas napoleónicas el resultado podría haber sido devastador para los intereses británicos.

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